jueves, 18 de diciembre de 2008

La enfermedad de Zoroku

Quería hablar de un pequeño comic manga que descubrí gracias a Dani de Atom Comics, La enfermedad de Zoroku. El autor es Hideshi Hino, uno de los autores más reconocidos del manga de terror.


La enfermedad de Zoroku recoge cuatro historias basadas en tres conceptos claros: el dolor, el destino y el rechazo. La forma y el ritmo narrativo nos sumergen en las historias como si de un mal sueño se tratase. La crueldad e impotencia con las que los personajes afrontan las calamidades propuestas por Hino recuerdan a una pesadilla de la que, incomprensiblemente, es imposible escapar. Sueños en los que todo saldrá mal y, desafortunadamente nada podemos hacer para poner remedio.

La primer historia es la que da nombre al comic. Narra la historia de Zoroku, un niño nacido con una terrible enfermedad degenerativa. El niño irá sufriendo, poco a poco, el rechazo por parte de todas las personas que le rodean. La soledad más absoluta será el último refugio para Zoroku.

La segunda historia habla de un niño víctima de un accidente de coche y los cuidados que su madre le profesa. La vida de la madre, completamente sometida a la incapacidad de su hijo, se irá tornando en una pesadilla. Pesadilla de la que su hijo será el testigo principal y acabará siendo la víctima de la misma. El niño, se refugiará en la contemplación de los peces de colores de su acuario, lo que da lugar a un desenlace fantástico que nos muestra la crudeza y la impotencia vivida por el protagonista.

Más adelante, Hino relata las vicisitudes de una familia ante, lo que comienza siendo, su adorable mascota. Un ratoncillo acabará convirtiéndose en un monstruo capaz de hacer perder la cabeza a todos los miembros de la familia. Irrevocablemente, y sucumbiendo ante el poderoso animal, la familia quedará completamente deshecha. 

La última historia cuenta la historia de un grupo de hermanos que han quedado huérfanos por la guerra y se ven forzados a abandonar su casa. A la intemperie y sin alimento, los personajes se ven forzados a tomar decisiones que cambiarán para siempre su historia.

A pesar de la crueldad, el dolor y la crudeza de las historias, los personajes siempre afrontan su destino con una entereza encomiable. La decisión y el valor de los personajes ante la calamidad nos provoca, a menudo, un temor mucho mayor que el devenir de las historias en si mismas.

En españa está editado por La cúpula, dentro de su colección Manga Terror. 

Don't feed the troll

Sacado de Savage Chickens, humor gráfico hecho a bolífgrafo en post-it. 


miércoles, 17 de diciembre de 2008

¿Así que era eso lo que decía?

Por fin sabemos lo que dice (y por qué lo dice) Ryu cuando hace las magias en Street Fighter. A mi me ha hecho gracia pero claro, yo soy un friki.

martes, 16 de diciembre de 2008

La otra animación

Más allá de Pixar y Dreamworks. Más allá de Wall-E, Shrek, Los Increibles, Madagascar y un largo etcétera de productos, perdón, películas familiares de animación. Más allá de Spielberg y la Disney quería resaltar una película de animación que por fin me apetece ver: Coraline (o Los mundos de Coraline, como se ha titulado aquí).

Un soplo de aire fresco, más aún cuando a Dreamworks se le han acabado las ideas y las secuelas y Pixar parece que va a entrar también a este juego con Cars 2 (buf) y Toy Story 3.



Se trata de una película de Focus Features (Burn after reading, Brokeback Mountain) basada en la novela de Neil Gaiman y dirigida por Henry Selick, director de Pesadilla antes de Navidad y James y el melocotón gigante.

La película narra la historia de una niña que descubre un idílico mundo paralelo que poco a poco va tornándose en una pesadilla. La verdad es que tiene muy buena pinta. Esperemos que alcance las expectativas.

Imperial, como la vida misma.

Este fin de semana he tenido la oportunidad de jugar a uno de los juegos de mesa que más interés había despertado en mí en los últimos tiempos. Se trata de Imperial, un juego de estrategia en el que no importa que los países lo hagan bien o mal sino que saques tajada de todo ello.


En este juego los jugadores controlan distintos imperios. Digo bien porque no juegan como esos imperios, sino que a base de inversiones en los imperios los jugadores obtienen el control sobre los mismos o participaciones a las que pueden sacar rendimiento. Esta es la principal novedad del juego, pues los jugadores no ostentan fichas propias sino que utilizan las fichas de los imperios que controlan siendo el inversor mayoritario. Estas fichas pueden ir cambiando de manos durante la partida (¡Incluso puede haber momentos en los que no controles ningún imperio!). Una mecánica muy interesante y diferente.

Los seis imperios representados en el juego son el Imperio austrohúngaro, el Imperio Británico, el Imperio Ruso, el Reino de Italia, el Reich alemán y la República francesa. Está ambientado en la Europa Imperial, en las postrimerías del siglo XIX y comienzos del siglo XX.

El juego consiste, a grandes rasgos, en construir fábricas, producir barcos y cañones, mover estos y conquistar territorios (fuera de los imperios) y mares. Además, los jugadores podrán invertir en los distintos países siguiendo determinadas reglas y hacer que los imperios repartan dividendos entre los distintos inversores y se paguen los impuestos del impeiro. Esta última acción nos dará el valor real y la prosperidad del mismo.

De este modo, a la vez que los imperios compiten por ser el más próspero, los jugadores luchan por ostentar el mayor número de participaciones (poder) en dichos imperios. Así, el jugador que al final de la partida cuyas participaciones valgan más será el vencedor.

Al final, tras haber arruinado un par de Imperios (La France y el Imperio Ruso) conseguí llevarme la victoria. Tenía participaciones en cuatro de los seis imperios, siendo una buena cantidad de ellas de los imperios que acabaron siendo más importantes: Imperio Británico y Austrohúngaro.

Un juego muy recomendable, del diseñador Mac Gerdts. Unas dos horas de juego y una dificultad media, una vez que se ha entendido la mecánica.

viernes, 12 de diciembre de 2008

El juego al que juegan en el infierno

Hace unos meses, gracias a unos amigos, conocí un divertido juego de cartas llamado Toma 6, también conocido como 6 nimmt! o Category 5. Como he dicho el juego era muy divertido. Lo era.


El juego consiste en un mazo de cartas numeradas del 1 al 104, usándose sólo para la partida diez cartas por cada jugador y cuatro cartas más. Es decir, en un juego de cinco jugadores se jugaría con las cartas numeradas del 1 al 54. Se barajan las cartas, se reparten diez a cada jugador y las cuatro restantes se ponen boca arriba en la mesa, dando origen a las cuatro filas en las que los jugadores podrán colocar sus cartas.

El juego del demonio es una especie de cinquillo avanzado, en el que los jugadores juegan una carta por turno, jugándose esta de manera simultánea por todos ellos. Una vez descubiertas las cartas comienza colocando carta el que haya sacado la más baja. El jugador debe colocar la carta en la fila cuya última carta sea menor que la que ha jugado y que más se aproxime a ella. De este modo, todos los jugadores colocan sus cartas. Así se juega un turno.

Ahora bien, el objetivo del juego es no "comerse" ninguna carta, cuya valoracíon varía habiendo cartas que es más perjudicial "comer" (múltiplos de 5, de 10, etc...). ¿Cómo puede uno comerse cartas? Pues bien, hay dos maneras: 
  • Si has sacado una carta menor a todas las cartas que finalizan una fila. De esta manera tienes que elegir una de las filas de la mesa, "comerte" todas las cartas de esa fila y dejar tu carta en su lugar, siendo esta la nueva fila.
  • Si has sacado una carta que ha de ser colocada en una fila que ya contiene cinco cartas. Sigues el mismo procedimiento, te "comes" toda la fila y dejas la carta en su lugar.
El juego dura 10 turnos, tras lo cual cada jugador cuenta los puntos que se ha comido. Lo suyo es anotarlo en un papel y jugar una partida a 5 o 10 rondas. Particularmente nosotros jugamos con una regla propia, otorgando -5 puntos a aquel jugador que no se "coma" ninguna carta en una ronda".

Hasta aquí todo bien. El problema de este juego del infierno reside en que no tengo ni idea que estrategia seguir. He jugado a muchos juegos de mesa, cartas y estrategia a largo de mi vida de friki y tras tres o cuatro partidas a cualquier juego siempre he encontrado alguna estrategia para seguir. Sin embargo, con este juego, he pinchado en hueso.

No se si es mejor que te toquen cartas altas, bajas o intermedias. No se si es mejor jugar unas primero u otras. Además, el juego propicia situaciones de "engordar para morir", ya que puedes ir solventando turnos sin "comer" cartas aún sabiendo que los últimos turnos va a cambiar tu suerte.

En definitiva, el juego está muy bien, pero es una locura, en la que tienes que intentar adivinar que cartas van a jugar los demás jugadores, ya que las cartas que saquen los demás es totalmente determinante para que tú te "comas" o te salves.

El juego es muy recomendable. Cuesta alrededor de 10€, cabe en el bolsillo del abrigo, pueden  jugar hasta diez personas y las reglas son muy sencillas.